Para abordar esta situación, realizamos un vuelo con un dron multiespectral, obteniendo imágenes georreferenciadas de alta resolución. Utilizando un índice específico calculado para monitorizar la densidad de vegetación, generamos mapas detallados que identificaban las diferentes densidades dentro de la finca.
Tras extrapolar estos datos y realizar conteos en campo para verificar los resultados, logramos correlacionar los valores del índice con el número real de plantas por metro cuadrado.
Con esta información, desarrollamos mapas de prescripción que clasificaban las zonas en categorías de densidad: alta, media y baja. Para cada zona, estimamos el número de plantas necesarias a partir de los valores del índice calculado.
Los mapas generados eran compatibles con Google Earth, permitiendo a los operarios localizar fácilmente las áreas correspondientes y determinar cuántas plantas debían añadirse en cada una.
Gracias a este enfoque, se facilitó la toma de decisiones, optimizando los recursos disponibles y reduciendo los costos asociados.
Posteriormente, implementamos un seguimiento continuo mediante imágenes satelitales para monitorizar la evolución de la plantación y garantizar el éxito de las medidas implementadas.